sábado, 3 de septiembre de 2011

"Es clavadito a su padre"

Pollito recién nacido, era igual que su padre...

Tenía pensado volver al blog con un mini-resumen de cómo nos ha ido el verano, pero he cambiado de idea, lo haré en la próxima entrada.

Porque mi amiga Daniela dio a luz un precioso bebé hace unos días (¡Enhorabuena, Daniela!), pero con eso de los líos de los primeros días de la maternidad, no ha podido mandar fotos hasta ahora. Y ella tiene razón, ¡el niño es clavadito a su padre! El que su padre tenga la cabeza redondita, y no mucho pelo, creo que ayuda...

Pero entonces me he acordado de que en algún sitio leí hace poco, que habían hecho un estudio sobre el parecido de los bebés con sus padres. Y de cómo la madre, y el resto de la familia, tienen tendencia a decir que el bebé es clavado al padre.

Resumiendo muy brevemente, el estudio se fija en dos cosas. Una, en si los bebés se parecen o no a sus padres de verdad, y si evolutivamente hablando, el parecerse al padre, o no parecerse a  nadie en particular, es beneficioso para el bebé. Y por lo visto, parece que para los bebés, la mejor estrategia es no parecerse a nadie (claro, no vaya a ser que su padre no sea en realidad el padre biológico, y esto acabe como "Hijo de la luna"). Parece que eso de que casi todos nazcan con los ojos azules/grises y con el pelo de color indefinido, ayuda a que no se parezcan "a nadie". Y es que sólo ligeramente más de la mitad de las personas son capaces de relacionar a sus padres con sus hijos recién nacidos...

La segunda parte del estudio, investiga si los padres tienen tendencia a creer que se parece mucho a su padre, si el resto de la familia también lo dicen o no, y si esto reportaría algún beneficio para ellos. Y parece que sí, que la mayoría cree que se parece más al padre que a la madre, y toda la familia suele estar de acuerdo. Y resulta que ésta es la mejor opción para los padres, que están más tranquilos y cuidan mejor al bebé cuando piensan que es propio (lo que favorece que el padre se quede en casa, y pueda engendrar más hijos). Pero también favorece al niño, porque sus padres lo cuidan mejor si piensan que es suyo.

Nos autoengañamos, nos engaña nuestra pareja, toda la familia nos manipula... pero inconscientemente, claro, y es que los bebés tienen unos rasgos con los que todos nos podemos identificar, aunque sea levemente, y podamos decir super-orgullosos "¡es clavadito a su padre!"

Si os queréis leer el artículo entero, si os sentís con ganas de aprender más (es muy interesante, aunque bastante espeso) os pongo la cita con el enlace:

Paola Bressan: "Why babies look like their daddies: paternity uncertainty and the evolution of self-deception in evaluating family resemblance" en acta ethol (2002) 4:113–118
DOI 10.1007/s10211-001-0053-y

Bueno, Daniela, muchísimas felicidades por tu nueva maternidad, os deseo lo mejor a los tres, y si necesitas cualquier cosa, y sabes que no tienes más que pedirla.