viernes, 15 de abril de 2011

Sobre el sueño de los bebés (más bien la falta de...)

la niña este verano, dormida (¡por fin!) en nuestra cama

Hoy hará unos tres meses que le hicimos el destete nocturno al Pollito, y hoy ha dormido ONCE HORAS SEGUIDAS. Así, en mayúsculas, primera vez en su vida. Y solita en su cuarto. Ay madre, que ya casi soy persona y no un zombie con ojeras por los pies.
Y es que el Pollito nunca ha dormido bien. Cuando nació, con un mes de adelanto, nos insistieron en que si pasaban más de tres horas entre toma y toma había que despertarla para que mamara, que era muy pequeña para estar más tiempo sin comer. Pues hasta hace estos tres meses nunca había dormido más de esas tres horas seguidas, con algunas rachas de despertarse cada hora. Y cada vez que se despertaba, mamaba. Y no unos segundos, no, las dos tetas, como diez minutos cada una.
Hace unos tres meses, después de una de esas "malas rachas" decidimos que hasta aquí. Que mejor hacer algo antes de matarnos todos en un accidente de coche. Ya llevábamos mucho leído, y desde todos los ángulos. Con un año, el Pollito había dormido en nuestra cama, en un moisés a nuestro lado, en el carrito a nuestro lado, y en cuna sidecar. Y en ningún sitio había empalmado más de tres-cuatro horas seguidas, y eso como mucho.

Cuando la niña tenía unos tres meses, empezamos con Rosa Jové,  Meredith Small, James McKenna, y Carlos González. Ellos dicen (sobre todo McKenna, un antropólogo que ha realizado varios estudios científicos serios sobre cómo duermen los bebés) que es normal que un niño se despierte muchas veces durante la noche, que algunos no acaban de despertarse del todo (los famosos "duerme sus 12 horas del tirón desde los dos meses") pero que otros sí. Que es lo natural, que se despierte, y compruebe que "todo sigue en orden" antes de volver a dormirse, y que lo mejor es tenerlo en la cama, para que en hacer la comprobación no tarde mucho, se espabile, y en cambio se vuelva a dormir enseguida. Que si quiere teta, pues se le da, y si te duermes, pues no pasa nada.

La teoría muy bonita, pero yo con el Pollito en la cama no dormía bien, la cama era pequeña, y yo tengo problemas de espalda y me muevo un montón. Además, si la niña sólo mamaba de una teta, se despertaba antes que si hacía la toma completa, así que yo intentaba darle las dos, y me espabilaba. La niña no, dormía otras tres horitas, pero yo no me dormía tan rápido...

Fue el momento en que la  pusimos la cuna sidecar y nos pusimos a practicar los consejos de Elisabeth Pantley. Si tenéis problemas, comprad el libro, en serio. Hicimos un montón de las cosas que recomendaba: horarios, rutinas, intentar que comiera más durante el día... lo que mejor funcionó fue el cambio de la rutina de justito-justito-antes de que el niño se duerma.
Lo que dicen es que el niño registra lo que hay a su alrededor justo en el momento en el que se duerme, y que cuando se despierta quiere que todo esté igual. Como si uno se acuesta en una cama, y se despierta en salón. Shock, intranquilidad, ¿cómo he llegado hasta aquí? y hasta que no vuelves a tu cama, no duermes. Pues con el niño igual. Si justo al caer rendido, estaba en brazos de mami, con la teta y en la boca, y me cantaban una nana, pues ¡lo quiero otra vez igual!. Con el paso de los meses, se convierte en un reflejo condicionado, y el niño es incapaz de dormirse de otra forma. (Que a mí también me cuesta dormir en otra cama que no es la mía, con otra almohada, y si no me tapo hasta la mitad de la cara, pues como que no estoy cómoda...).
Así que el consejo de Pantley es: haz todo lo quieras, que te funcione, para dormir al niño. Teta, nana, acunar, bailar, paseo en el pañuelo (bendito fular), lo que sea. Pero justo cuando el niño va a cerrar los ojos y cuajarse, lo quitas del pecho, y lo pones a dormir donde vaya a pasar el resto de la noche. En tu cama, en su cuna... donde tú quieras. Pero con la espalda en el colchón y sin la teta en la boca.
Si vuelve a despertarse, y a llorar, repetimos secuencia, hasta que el bebé se duerma del todo, sin el pecho en la boca y en el colchón.

A nosotros esto nos funcionó, y el Pollito aprendió a dormirse a su hora, a las 8, y no estar rondando despierta hasta las mil y monas. Y empezó a dormirse tumbadita en su cuna sidecar. Y empezó a alargar las tomas, llegando hasta las seis horas entre toma y toma.
Pero entonces se puso malita, con diarreas, no cogía peso... y otra vez a hacer mil tomas por la noche. Durante el día no, que ella estaba muy entretenida aprendiendo a ponerse de pie, a andar y trepar...
Y entonces yo espabilé, me acordé de que mi trabajo consiste en crear protocolos para modificar conductas, y tomé las riendas de la situación.
Y contaré cómo en otro post, que este está muy largo.
Próximo episodio en su casa...

1 comentario:

  1. Ayy que interesante!! Sigo atenta al resto!
    Yo tengo a mi bebe de 9 meses que tambien se sigue despertando cada tres o cuatro horas para mamar por la noche. Ella ya duerme en su cuarto porque con nosotros se despertaba muchisimo más. Y hay noches que en vez de 3 horas son 1 o 2, y hay noches que acabo agotada!

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